Ana María Martos Nieto


Ana María Martos Nieto, una mujer joven, de 32 años, desapareció el dieciocho de enero del año 2004, en Sant Feliú de Llobregat (Barcelona), una población de unos 40.000 habitantes situada en la margen izquierda del río.

 

Ana mide 1,68 metros, es de complexión delgada, morena, de ojos oscuros y pelo largo moreno ondulado, con una cicatriz en el labio inferior.

 

Estaba atravesando una depresión a causa de una separación matrimonial. Se despidió diciéndole a su madre, Conchi Nieto Gálvez, de 67 años, que quería desconectar y que ya la llamaría. Ana tenía por costumbre ir a comer a casa de su madre de vez en cuando, así que Conchi la esperaba a la semana siguiente, pero su hija no apareció.

 

Cuando había transcurrido cerca de un mes, fue a a denunciar a la policía la desaparición de su hija. Tuvo problemas para conseguir que le aceptaran la denuncia, al ser su hija mayor de edad. Sólo lo hicieron cuando explicó que Ana tenía una depresión y estaba bajo medicación.

 

Durante ese tiempo, Conchi había pasado por el piso de su hija y lo veía cerrado. Un día vio que estaban haciendo obras. Su hija ya no vivía en el piso. Si se había vendido ¿por qué no se empezó por concretar cuándo, a quién, buscar algún dato de la posible nueva vivienda de Ana…? La policía no ayudó a Conchi, y en la antigua vivienda de su hija no le quisieron abrir la puerta. ¿No es una reacción extraña?

 

¿Y la mudanza de Ana? ¿No se puede investigar a dónde fue? ¿A dónde se llevó sus cosas?

 

Si Ana hubiera querido desaparecer voluntariamente y no quería ser molestada, ¿por qué no decirlo? No sería justo para las personas que la querían, que se marchase sin más. ¿Quiere eso decir que su desaparición no fue voluntaria?

  

Conchi piensa que la policía no ha hecho nada por encontrar a su hija, a quien describe como “buena y cariñosa”.

 

Conchi intenta ser fuerte por su hija, pero tiene sus malos momentos y se le escapan las lágrimas y los sollozos. “Hija mía de mi alma, llama y dinos algo, que te necesitamos… tu hermano y toda tu familia te quiere y te apoyamos, que aquí tienes lo que tú necesites, que no tengas miedo de volver y llámanos, que queremos saber de ti. A ver si podemos disfrutar un poquito los años que nos queden de vida…”

 

La noticia de la desaparición de Ana, ni siquiera salió en la prensa. Parece ser que la postura oficial es de que se fue por iniciativa propia y no cabe investigar nada.

 

¿Cuántos más casos habrá de desaparecidos casi anónimos?

 

Los españoles queremos saber, exigimos saber. ¿Cuántos son? ¿Qué se está haciendo para encontrarlos? ¿Cuáles son las causas de tantas desapariciones?

 

 

Actualización del 13 de junio de 2013

 

Por desgracia, en el periódico digital aragirona.cat, nos encontramos hoy con la noticia de que ha aparecido el cuerpo sin vida de una persona que podría ser Ana María.

 

El cuerpo se encontró a las once y media de la noche del día 12 de junio, en una parcela situada en la confluencia de la calles Rafael Alberti y Nicaragua de la urbanización Lloret Residencial, en las afueras de Lloret de Mar. Se está a la espera de los análisis de ADN y de la dentadura para confirmar que se trata de Ana María, por lo que el cadáver ha sido trasladado al Instituto de Medicina Legal y Forense de Gerona.

 

Fue localizado con la ayuda de un georrádar y fue necesario recurrir al empleo de excavadoras para acceder al lugar donde estaba enterrada, bajo una losa de cemento a cuatro metros de profundidad, en el interior en una bolsa que a su vez se había introducido en un bidón lleno de hormigón. Hubo que retirar cuatro camiones de tierra -200 toneladas de material- y trabajar durante doce horas antes de encontrarlo.

 

El georrádar es un dispositivo que permite averiguar si la tierra ha sido removida en un sitio en concreto y en qué época, por lo que tenemos que suponer que la proximidad al lugar donde desapareció Ana María y la antigüedad de la excavación es lo que habrá hecho que en principio se suponga que es ella la que se encontraba en la fosa.

El georrádar se empleará próximamente en un intento de localización de los restos de Marta del Castillo, en La Rinconada, Sevilla.

 

El testimonio de un preso fue el que dio la pista que reactivó la investigación. José María Tarragüell Lago, propietario de una empresa de movimiento de tierras y antiguo dueño de la finca, de unos 60 años de edad, ha sido detenido y pasará a disposición del Juzgado de Instrucción de guardia de Blanes, aunque se cree que colaboró en el enterramiento pero no fue el autor material del crimen. La culpable habría sido una mujer con la que Tarragüell tenía una relación, que era la líder de una secta que había reclutado a Ana María, que pudo ser asesinada por apuñalamiento al reclamar el donativo que había hecho a la secta, al sentirse estafada. Se han cursado dos órdenes internacionales de detención contra sendos ciudadanos argentinos, un hombre y una mujer.

 

Los familiares de Tarragüell confirman que solía ir a Barcelona para asistir a las reuniones de un grupo que funcionaba como una secta.

 

Tarragüell entra en prisión

 

La última noticia, dada en La Sexta, sobre las 14:10 horas del día 14 de junio de 2013, es que Ana María habría vendido su casa y su coche a unos estafadores sudamericanos que nunca llegaron a pagarle y la asesinaron. El tiempo dirá si ambas hipótesis son compatibles.

 

Actualizaciones posteriores

 

La presunta autora material de la muerte de Ana María Martos ha sido detenida en Villa Devoto, Buenos Aires, junto a su hijo. Esta mujer, que se hacía pasar por vidente, captó a Ana María por mediación de su hijo, que la sedujo aprovechándose de su debilidad emocional en esos momentos y la convenció para que vendiera todas sus posesiones y desconectara. Ana María vendió su piso y su coche y traspasó todo el dinero obtenido a una empresa controlada por la estafadora. Ciento cinco mil euros del año 2004.

 

Los detenidos son Norma Beatriz Kuike, de 53 años y etnia gitana, supuesta pitonisa echadora de cartas y adivina, y Diego Ismael Felipoff, de 30 años, también gitano. Efectivos de la Policía Federal procedieron a la vigilancia de una vivienda en la avenida Segurola al 3500, en el barrio de Flores, hasta que los sorprendieron y los capturaron. Ambos han sido puestos a disposición del Juzgado nacional en lo Criminal y Correccional Federal 7, en régimen de detención preventiva con fines de extradición.

 

José María Tarragüell, separado y con tres hijos, conoció a Norma en las Ramblas, en donde se dedicaba a echar las cartas. Tarragüell quedó fascinado por aquella mujer, que entonces tenía 44 años. En adelante, ya no fue capaz de tomar decisiones sin recurrir al consejo de la pitonisa. Previo pago, por supuesto. Acabó poniendo a nombre de la mujer una parcela que tenía, al lado de su casa, que ella “vendió” por 90.000 euros… a un familiar de Tarragüell. Pero la venta no se inscribió en el registro de la propiedad. Una nueva estafa, que Norma acabó “solucionando” con más triquiñuelas.

 

Una madrugada Norma apareció en casa de Tarragüell en compañía de Ana María Martos Nieto. Mientras aparcaban y hablaban dentro del vehículo, José María entró en la casa. Escuchó un fuerte ruido. Volvió al garaje y se encontró con el cadáver de Ana, en medio de un charco de sangre. Norma le dijo que en unos días mandaría a alguien a deshacerse del cuerpo. Nunca regresó.

 

Así que Tarragüell terminó por enterrar el cadáver él mismo. El final de la historia ya la conocemos. Un recluso proporcionó una pista que condujo a la solución del caso y a la detención de Tarragüell.

 

Se cree que podrían haber estafado a muchas más personas residentes en Cataluña.

 

Agentes de la Policía Nacional y de la Guardia Civil localizaron ayer noche el cuerpo sin vida de Ana María Martós, vecina de San Feliú de Llobregat, de 32 años, en las afueras de Lloret de Mar (Selva). Martós desapareció por causas desconocidas en enero de 2004.

 

El cuerpo de la joven se ha conseguido encontrar por medio de un georradar y la confesión de una persona detenida en las últimas semanas, relacionada con la ocultación del cadáver. La víctima fue localizada en las afueras de Lloret, en una zona boscosa. La madre de Martós explicó a los agentes, a la hora de formalizar la denuncia de la desaparición, que su hija padecía una depresión y se estaba medicando, y que era la primera vez que volvía a casa sin avisar.

 

En estos momentos, la Policía nacional y la Guardia Civil siguen trabajando para investigar las causas de la muerte de Ana María Martós.

 

Fuente: blogdelassombras.com


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